Expuesto en un escaparate de Eduardo Velázquez González

 (Prólogo a la primera edición. Ediciones Ondina, 2017)

El poeta desnudo
 
Con gran generosidad me pide Eduardo Velázquez que escriba unas palabras que sirvan como pórtico a este poemario,
lo que agradezco de corazón, con la esperanza de que sean dignas de esta obra.
Debo decir , como principio, que cualquiera de nosotros
somos capaces de llevar a cabo diferentes tareas con un éxito aceptable si no s lo proponemos. Incluso una que, a priori, parece tan compleja como escribir poesía, si ponemos la voluntad suficiente. Sin embargo, y a la vista está no son tantos los que se atreven a componer un poema.
¿Por qué? Sinceramente creo que no es solo la técnica, ni tan siquiera la inspiración las que lo impiden. Ambos recursos
se puede adquirir en el primer caso y llamar con trabajo y esfuerzo en el segundo. El quid de la cuestión estriba, sin lugar a dudas, en que la buena poesía exige que el poeta se desnude sin pudor y muestre sus sentimientos sin tapujos, que se exhiba a los ojos del mundo, tal y como nos indica el título de este libro: Expuesto en un escaparate.
La poesía necesita siempre de la sinceridad del que la escribe. Porque es igual que un cristal, una lente que permite ver, a veces aumentada, la realidad a través de la sensibilidad que como tamiz filtra cada poema compuesto.
En este caso los temas con los que Eduardo Velázquez trenza sus versos no son grandilocuentes ni épicos, son tan cotidianos
como los que nos pueden acontecer a cada uno de nosotros, pero sus palabras los convierten en imágenes a veces bellas, otras crudas, siempre despojadas de artificios que podrían
desvirtuar como los espejos de feria la verdad que nos quiere comunicar.
Es un poemario en muchos momentos duro, en el que los sustantivos, los verbos, los adjetivos nos parecen gritar desde
las líneas de cada verso; en otros la ternura, el amor y el cariño
deborda mostrándonos el lado más luminoso del poeta.
El lector, el aficionado a la poesía ,que se acerque a este poemario va a encontrar una poesía sencilla que no simple, cercana que no banal. Porque la poesía no ha de vestirse de grandilocuencia para ser poesía, sino casi lo contrario. Debe ser capaz de reconocer y de reconocerse en cada uno de los lectores porque trabaja con lo más común que nos hace semejantes:
las emociones.
Vamos a ser atrevidos, valientes, al igual que el autor y desnudémonos de todo prejuicio, dispuestos a disfrutar de este libro expuestos, también nosotros, a la poesía.

Elena Muñoz

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