Leer un cuadro: recuperar a las artistas olvidadas.

"Las mujeres deben de estar desnudas para entrar en un museo". (Guerrilla girls)
 

Las mujeres artistas existen desde que existe el arte, pero hasta el siglo XVI su contribución y presencia en la historiografía  permanece poco visible, por no decir prácicamente invisible. Y hubo de llegar el siglo XIX para que muchas de estas mujeres artistas comenzaran a tener un protagonismo algo más nominativo. Hasta ese momento sus obras se encontraban confinadas en los salones de los museos, sin conocer la identidad de sus obras.

A partir de los años 60 del siglo XX, aparecen en escenas investigadores, la mayoría mujeres, que desarrollan estudios sobre los que se denominó "estudio de género", a cerca de artistas ya olvidadas en nuestros días.

Las estadísticas nos dicen que las artistas presentes en las colecciones de los museos son menos del 5% en relación con las totalidad de autores masculinos. Sin embargo las mujeres protagonizan un número inmenso de obras. Como dato valga el decir que en el Museo del Prado sólo hay expuestas tres obras de una pintora: Sonofisba Anguissola.

Por tanto, recuperar a las artistas olvidadas también es cumplir con la memoria histórica.

En España hubo grandes artistas antes de la Guerra Civil, y muchas de ellas han caído en el olvido. Traemos por eso a cuatro de ellas, que sirvan de ejemplo de todas las demás.

Rosario Weiss Zorrilla (1814-1843). 

Dibujante y litógrafa española. Hacia 1820 pasa a vivir junto con su madre  a la Quinta del Sordo, vivienda del pintor Francisco de Goya, al que acompañará en su exilio a Burdeos. Vuelve, ya formada, a España en 1832 y se vincula a la Academia de San Fernando, llegando a exponer  copias de Murillo, Vicente López y el propio Goya, con lo que se podía ganar la vida.
En 1840 es aceptada como académica de mérito en de San Fernando y nombrada maestra de dibujo de las infantas Isabel (futura Isabel II) y de su hermanas Luisa Fernanda.

Marcelina Poncela Hontoria (1867-1917)

Fue alumna de la Escuela de Bellas artes de Valladolid. También estudió magisterio y dedicó su vida a la enseñanza de arte a los más pequeños. Se especializó en paisajes y bodegones. Como anécdota diremos que fue la madre del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela.





Luisa Vidal Puig (1876-1918)

Estuvo muy relacionada con el ambiente odernista de la época. Estuió en París y en Barcelona.
Mujer activa y comprometida socialmente, vivió de la pintura y de las clases particulares que impartía en su taller de la calle de Salmerón, hoy Grande de Gracia, y de sus colaboraciones en revistas. Entró en contacto con todo el grupo de artistas europeos, fugitivos y refugiados de la guerra y establecidos en Cataluña, convirtiéndose en una activa pacifista formando parte del Comité Femenino Pacifista de Cataluña.
Su participación en el mundo artístico se inició en Els Quatre Gats, donde fue la única mujer que expuso.




Helena Sorolla (1895-1975)

Estudió en la Institución libre de enseñanza. Era hija del pintor Joaquín Sorolla. Aunque empezó pintando, como sus hermanos María y Joaquín, aunque luego se decidió por la escultura, llegando en esta materia a una gran calidad. Pero como tantas mujeres, antes y después, sacrificó su vida profesional por el cuidado de su  numerosa familia, a quienes retrató en varias ocasiones. Se puede contemplar su obra en el museo de su padre.









MUJERES PINTORAS



Sus manos están hechas para amasar el pan, para mecer la cuna, para zurcir la ropa.

Sus dedos trenzan el pelo, devanan madejas, separan los granos de la paja.

Sus manos no pueden coger un pincel, como no pueden blandir una espada.

Las mujeres sólo pueden entrar en los museos como Venus divinas rodeadas de espuma, de cisnes, de lluvia de oro, o reflejado su rostro en un espejo.

Las mujeres son  protagonistas de cuadros solo como la Madre del altísimo, como santas mujeres, o como la causante del pecado original.

El Arte es femenino, pero no existe ese género en las páginas de los libros que hacen su historia.

¿Y por qué  esta injusticia?

Las mujeres somos las mayores creadoras, porque de nosotros nace la vida, y la vida es arte en sí misma.

Imaginamos, soñamos y emocionamos. Esas manos que cuidan trazan las líneas con precisión, aplican los colores con soltura y componen la magia de la obra artística.

Así lo hicieron tantas y tantas antes, ahora y lo harán siempre. Mujeres artistas, mujeres .



(c) Artículo y microrrelato Elena Muñoz

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